MANCERA:REFRITO DE MI INICIATIVA POPULAR
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El Doctor Videgaray: la incógnita
Anabella Pezet
El Doctor Luis Videgaray,
Secretario de Hacienda y Crédito Público, es todo un enigma dentro de la
política. Amado por unos, odiado por otros, es el funcionario público más
cercano al Presidente Enrique Peña Nieto, de hecho algunos hasta lo llaman “El
Vicepresidente.”
A Videgaray se le
atribuye gran parte del triunfo de Peña hacia la Presidencia. Fue el artífice
del diseño de su campaña, su Coordinador General. Quienes lo conocen más de
cerca, del día a día, señalan que es un hombre extremadamente trabajador, casi
no duerme, y me aseguran que es un funcionario al que no se le puede proponer
ningún negocio que involucre las finanzas públicas. “Te manda el demonio con
eso”, me dice uno de su ex colaboradores más cercanos.
El Doctor cursó la
carrera de Economía en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuna
de de las mentes más tecnócratas de este país, así como de diversos
funcionarios públicos que prácticamente han permanecido al mando de la economía,
siguiendo al pie de la letra los cánones que dictan las instituciones
financieras internacionales y comerciales como el Banco Mundial, el Fondo
Monetario Internacional, y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), entre otros. Entre sus correligionarios de universidad se
encontraban José Antonio Meade, Ernesto Cordero, Gerardo Cajiga, Guillermo
Babatz, Luis Miguel Montaño, entre otros.
Videgaray se graduó
con un Doctorado en Economía por el Massachusetts Institute of Technology
(MIT), hoy rankeada como la mejor y más selectiva universidad del mundo según
el QS World University Rankings. En poco más de medio siglo desde su fundación,
este instituto ha producido 76 premios Nobel y creativos en diferentes ramas,
entre los que destacan los Premios Nobel de Economía, Amartya Sen en 1998, Joseph
E. Stiglitz en 2001 y Paul Krugman en 2008. Además cuna de uno de nuestros tres
Premios nobel mexicanos, el Dr. Mario Molina galardonado en Química en 1995. También
centro de preparación de otros liderazgos como Tim Berners-Lee, inventor de la
World Wide Web; Kofi Annan, ex secretario general de las Naciones Unidas; y Cecil
H. Green, fundador de Texas Instruments.
Como buen estudiante
de una universidad extranjera, y más siendo estadounidense, Videgaray se formó
al amparo de la historia de las políticas públicas de libre mercado, del
neoliberalismo, de una mayor participación de la iniciativa privada, y de las medidas
dictadas por el Consenso de Washington. “Hay que reformar” pareciera ser su
lema predilecto. De ahí que también fuera el diseñador de prácticamente todas
las reformas estructurales impulsadas por el gobierno del Presidente Peña,
incluyendo la reforma Hacendaria, que a decir de muchos empresarios y líderes
de opinión, ha sido nefasta para algunas empresas mexicanas por los costos que ha
traido sobre todo en materia de deducciones en su inversión.
“Hace mucho que un
gobierno no se metía en contra de los grandes intereses de este país, de los
monopolios, de Slim, de Azcárraga, de Elba Esther, de los que se creían
intocables, y el Presidente Peña está dispuesto a sacrificar su popularidad
para sacar adelante sus reformas, su proyecto de nación”, me confió hace apenas
algunos meses un funcionario de Los Pinos. “Tenemos todo medido a través de
encuestas, la gente que está molesta con el gobierno actual es gente que no
quería pagar impuestos, es el círculo rojo. El círculo verde, en cambio, la
gente, el pueblo en general, permanece igual.”
Y sí, pareciera que
sí lo tienen todo medido. “El Doctor no se equivoca, sabe a dónde quiere
llegar, es un hombre súmamente inteligente, y aunque a muchos no les parezcan
sus decisiones, al final siempre sale ganando” me repitió el ex colaborador de
Videgaray hace un par de años. Siempre recuerdo esas palabras. Y mirando el
escenario económico actual, comparado con un contexto internacional bastante adverso,
nuestro país mantiene una disciplina financiera encomiable. Con grandes
economías en recesión como la canadiense, la brasileña, la rusa, y una China
amenazante en caer en la misma condición, además de la devaluación de las
monedas frente al dólar y la contracción de la actividad económica en otros
países como Eslovenia, la República Checa, y Taiwán, México no parece estar en
el peor de los escenarios. El nerviosismo financiero mundial y los precios
bajos del petróleo tampoco abonan a generar certidumbre en el futuro de las
economías, ya se habla que los indicadores y las mediciones para finales de
2015, en algunos rubros, pueden ser muy similares a los de la crisis de 2008.
De hecho, Willem
Buiter, jefe economista de Citigroup habla ya, en una reciente entrevista para The
Guardian, de una posible “recesión mundial en los próximos dos años”. El grupo
de expertos economistas del banco apunta a que existe un 55% de probabilidad de
que eso ocurra. Usualmente, los economistas definen una recesión global como un
período extendido de bajo crecimiento. Citigroup lo coloca en una tasa del 3%,
pero alcanzará menos de un 2% antes de 2017.
Este es el nada
alentador escenario económico que enfrenta el Doctor Videgaray, en medio de sus
aspiraciones por candidatearse a la Presidencia de la República en 2018. Difícil
su tarea, difícil sus decisiones, cualquier error nos puede llevar a una crisis
de gran envergadura. Pareciera como si la etapa de crecimiento sostenido que
generarían las reformas estructurales, a la cual se refería el Presidente Peña
en su Tercer Informe de Gobierno, no pareciera ver el día y mucho menos que la
población fuera sintiendo los beneficios directamente en sus bolsillos.
A pesar de que el
gobierno ha decretado que no piensa subir los impuestos, ni crear nuevos, y
mantener los beneficios fiscales hasta finales de sexenio, los logros
económicos de este gobierno como despetrolarizar nuestra economía al pasar del
40% a un 18%, así como el aumento de la recaudación de impuestos y la base
gravable, el ajuste en el gasto corriente y de inversión del gobierno, y la
aplicación de medidas de austeridad y disciplina presupuestaria para este y el
siguiente año, no parecen encontrar un espacio y más bien enmudecen ante el desfavorable
contexto económico global.
El reto del Doctor
Videgaray es hacer más con mucho menos para 2016. Es eficientar el gasto
público sin afectar el apoyo a los programas sociales y productivos. Es no
generar más pobreza. Es promover más la participación del sector privado en los
esquemas de financiamiento, un sector que le pide a gritos que flexibilice un
poco la reforma hacendaria, haciéndola más integral, fomentando el ahorro, la
inversión, y el empleo, rubros que se vieron afectados. Aglutinados en el
Consejo Coordinador Empresarial, los empresarios piden reconsiderar el tema de
las deducibilidades para personas físicas y morales en aras de generar un mayor
consumo en la economía, una reactivación de la misma.
Complejo escenario
para alguien que estudió en la mejor universidad del mundo, que tuvo a bien
tomar clases con los mejores y más preparados maestros. La incógnita del Doctor
Videgaray es saber si escuchará a los empresarios, saber si les dará en los
próximos meses una zanahoria, después de haberles propinado unos buenos golpes
con garrote. Saber si cederá en estas reformas ante el Congreso, a sabiendas de
que necesita felixibilizarse un poco y apapachar al sector productivo si quiere
continuar en la carrera por la silla presidencial. O bien, continuar con su
estrategia y no ceder un céntimo, a sabiendas que puede cometer un grave error
de cálculo político y conómico, o salir avante y tener todo bajo control y
medido, como lo tienen en la Presidencia, y que finalmente no se equivoque y
nos conceda un buen rumbo como país, como lo afirma su ex colaborador. Al
tiempo, la razón.
Revisé el Tercer
Informe de Gobierno de Miguel Ángel Mancera a la Jefatura de Gobierno, y me
encontré con un refrito de una propuesta que hice hace cuatro años a todos los
Comités Ciudadanos del Distrito Federal de reformar la Ley de Desarrollo
Urbano, para que cualquier cambio de uso de suelo en esta ciudad transitara a
través de la aprobación de los propios comités.
En 2011, redacté el
proyecto de una iniciativa popular que requería el apoyo del 10% de los Comités
Ciudadanos y Consejos de los Pueblos Integrados del Distrito Federal, para
reformar cuatro leyes: la Ley de Desarrollo Urbano, la Ley de Procedimiento
Administrativo, la Ley de Establecimientos Mercantiles y la Ley del Instituto
de Verificación Administrativa. El objetivo principal de dicha iniciativa era
primero retornarle el poder a la ciudadanía en materia de usos de suelo;
segundo, limitar el libre albedrío, la corrupción y la discrecionalidad que
existe tanto en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI), así
como de los Jefes Delegacionales que hacen su agosto con la venta de cambio de
usos de suelo; y tercero, buscar un equilibrio para las decisiones que competan
sobre este tema entre las autoridades y los vecinos afectados.
En aquel entonces,
recorrí todo el Distrito Federal, buscando el apoyo de los comités. Era una
labor titánica el recolectar más de 900 firmas, las copias de las credenciales
para votar, para cumplir con los requisitos estipulados en materia de
iniciativas populares. Finalmente el ejercicio se agotó, algunos comités
ciudadanos se resistieron –ahora entiendo el riesgo que puede existir también
el poner en manos de los comités la decisión final de los cambio de usos de
suelo. Ya vemos el caso de la esposa del periodista Joaquín López Dóriga que
pertenece a un grupo vecinal de Polanco, y quien supuestamente exige la
cantidad de 5 millones de dólares para dejar construir unos departamentos en la
calle de Rubén Darío, la zona más exclusiva del país, a la empresa
constructora, propiedad de la empresaria María
Asunción Aramburuzabala.
Finalmente lo que
celebro del refrito de Mancera es que por fin se va a discutir de nueva cuenta
en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal el tema de los usos de suelo,
la posible participación de los Comités Ciudadanos y el famoso artículo 41 de
la Ley de Desarrollo Urbano, que le ha permitido al gobierno abrirle a las
constructoras una vía para que puedan construir en diversas partes, violando
usos de suelo, Planes Parciales de Desarrollo Urbano en la colonias, etc.
generando obviamente más corrupción en el DF. Aplaudo que haya puesto cuatro
años después una iniciativa que pudo haberse discutido, mejorado y aprobado en
su momento, misma que comparto.
EL
CALDERO POLÍTICO DEL PRD
Finalmente el
senador Armando Ríos Píter, declinó, por segunda vez, el buscar otro cargo
dentro de su partido. Primero lo hizo como aspirante a la gubernatura del
Estado de Guerrero, donde prácticamente fue vetado por el entonces gobernador
Ángel Aguirre Rivero, a pesar de ir 2 a 1 en las encuestas. Y ahora lo hace al
declinar sus aspiraciones para dirigir el titanic del PRD nacional. ¿Por qué le
temen tanto a Ríos Píter dentro de su propio partido? ¿Será que es un hombre
que pudiera poner orden interno y no prestarse a los cochupos de las tribus?
más bien el senador debería de evaluar su permanencia en un partido que una vez
más le cierra las puertas al cambio, quizá podría encontrar cobijo en el PAN
que dirige el joven maravilla Ricardo Anaya, o buscar el líder de líderes
Manlio Fabio Beltrones del PRI, o si no pues ya entregarse a MORENA y seguir
los pasos del Peje.
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